¿Cómo reconocer a los verdaderos amigos?
“El verdadero amor hiere» ¿qué significa eso? ¡Qué el verdadero amigo nos dirá la verdad aunque nos duela!
El libro de Proverbios (17:17 ) dice: «En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.» Esto nos señala una característica fundamental de un verdadero amigo: la fidelidad pues «En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia».
La amistad como todas las cosas verdaderas difícilmente se hallan en el mundo, porque la amistad en el mundo suele sustentarse sobre intereses particulares, sobre conveniencias. La verdadera amistad, en cambio, es una confraternidad, es decir, es la relación «de hermanos» que se produce entre personas sin parentesco de sangre.
Este es el «amor fraternal» que el Apóstol Pedro pone casi al final de la escalera de las virtudes cristianas. Es el amor de hermanos que caracteriza a la iglesia de Filadelfia de las Sagradas Escrituras.
Ahora bien, una de las características de este amor es su fidelidad. Este amigo no te abandona en el día malo, o cuando tú ya no eres próspero. No te desconoce cuando has perdido tu buena posición económica.
Al contrario, este amigo fiel te levanta cuando has caído, y te socorre en la aflicción. «Es como un hermano en tiempo de angustia». Precisamente es en el dolor, cuando la amistad es probada. Si es verdadera, el tal amigo será más noble, más desinteresado, y más generoso precisamente en ese momento.
Otros rasgo que caracteriza al verdadero amigo es que «Más se puede confiar en el amigo que hiere que en el enemigo que besa (Proverbios 27:6 NVI)».
El verdadero amigo «hiere», ¿qué significa eso? ¡Qué el verdadero amigo nos dirá la verdad aunque nos duela! Nos sacará de nuestro engaño, nos derribará de nuestras presunciones, pondrá una nota de cordura en nuestros momentos de necedad.
El verdadero amigo se expone, incluso, a ser incomprendido, pero por causa de que su amor es altruista y desinteresado, dirá la verdad, aunque duela.
Los falsos amigos nos adulan, nos palmotean la espalda, sólo con el fin de obtener algún provecho. Es preciso estar apercibidos contra tales artimañas, para no caer en el engaño.
El Señor Jesús es el mejor amigo del hombre. El dijo a los discípulos: «Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes (1 Juan 15:15)».
El murió por todos los hombres, para salvarlos de la condenación eterna. Esa es la prueba de amor genuino. Pero, aún más allá, a sus íntimos, a los que le han recibido y le aman, Él los honra tremendamente al declararlos sus amigos.
Estos deberían sólo conocerle como Señor, porque no olvidan su pequeñez, sin embargo, ellos saben en lo íntimo de su corazón que, si hacen su voluntad, pueden considerarle su amigo. ¿No es maravilloso?
[pullquote-right]“El verdadero amor hiere, ¿qué significa eso? ¡Qué el verdadero amigo nos dirá la verdad aunque nos duela!”[/pullquote-right]
El Evangelio de San Juan 13:1 dice: «Era antes de la fiesta de Pascua, y Jesús sabía que había llegado la hora de que él dejara este mundo para ir a reunirse con el Padre. Él siempre había amado a los suyos que estaban en el mundo, y así los amó hasta el fin».
El verdadero amigo ama hasta el fin, hasta lo sumo. ¿Qué significaba eso para el Señor Jesús? Amar a sus amigos hasta dar la vida por ellos. «Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos» (Juan 15:13). Este es el verdadero amor fraternal.
Teniendo este ejemplo sublime, podemos ver si calza con él, cualquier otra forma de supuesto amor o amistad. Habiéndolo probado en nuestra propia vida, podremos distinguir claramente cuál es la amistad verdadera, y cuál no la es.