Escribir, leer, ¡qué vicio!

escribir leerFue ya hace muchas lunas cuando mamá decidió enseñarme a leer; yo no lo recuerdo del todo, pero con mucha certeza puedo decir que no imagino fácil dicha tarea, pero creo que después de ese aprendizaje lo más sorprendente en mi vida fue aprender a escribir, una adicción que comparto hoy en día con cualquiera adepto a este vicio. Pero ¿qué no dicen que todos los vicios son malos?

Se piensa que para el adicto su vicio es completamente controlable y superable en cualquier momento, mas yo digo que no. Me es muy difícil intentar no escribir y no me refiero a los largos dictados de los profesores de la escuela o que tal las interminables charlas en la red con gente que quizás nunca conozcamos, o más simple, el firmar una foto que algún ocioso colocó en Internet.

No, me refiero al sorprendente, vertiginoso y adictivo hábito de la escritura como medio de expresión.

Es difícil encontrar la manera adecuada de expresarnos con simples emanaciones de sonido provenientes de nuestra cavidad oral, por lo que a veces resulta más cómodo escribir (y es que este medio de comunicación lo adoptó la humanidad hace ya mucho tiempo), lo cierto es que gracias a que existe la escritura existe la lectura, y gracias a ambas podemos tener horas de entreteni-

miento, cultural a nuestro alcance o mejor aún, una sencilla forma de plasmar lo que sentimos.

Indiscutible es, que escribir, es plasmar nuestras ideas, nuestras emociones y todo aquello que llevamos dentro (ubicadas en una remota región de nuestra mente) y que de alguna manera buscamos emitir, transformar y hacerlo ver la luz.

Eso es escribir, eso es vivir; por ello en estas breves líneas quiero hacerte llegar la semilla de la cultura, para que en ti florezca y hagas del vicio de escribir un buen hábito, no sin antes pasar con su hermanita la lectura, que sí forma parte de tu formación y que en este momento estarás haciendo uso de ella. Como último mensaje te hago reflexionar y te dejo una breve cita para que pienses:

“Puedo escribir los versos más tristes esta noche… Pero serían aun más tristes si nadie los leyese”.

Por: Raúl Espamo

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