UNA LECCIÓN DE LIDERAZGO

Mientras Samuel Brengle, se inclinaba para pulir los zapatos rotos del hombre sentado frente a él, se preguntó cómo había caído tan bajo.

Samuel alguna vez él sirvió como pastor en una congregación de Los Estados Unidos de Norteamérica, ahora se encontraba lustrando zapatos en Inglaterra.

En 1878, Samuel atravesó el Océano Atlántico para formar parte del Ejercito de Salvación, una organización conocida por esparcir el mensaje cristiano ayudando al menos afortunado.

Samuel dejó su buena posición social para convertirse en dirigente en la relativamente nueva organización. El problema fue que Samuel estaba profundamente preocupado por encontrar seguridad y éxito.

Cuando Samuel tenía dos años de edad, su padre murió a causa de una enfermedad que contrajo durante su servicio en la Guerra Civil. Si su padre no hubiese muerto, Samuel habría crecido sin falta de nada. En cambio, sus primeros años de vida estuvieron marcados por la pobreza y la desgracia. A los 15. las dificultades de Samuel se habían complicado aún más. Mientras estaba en la escuela. recibió un telegrama en que le pedían que regresara a su hogar de inmediato porque su madre estaba grave. Antes de llegar a su hogar, un vecino informó a Samuel que era demasiado tarde; su madre había muerto. Por la gracia de Dios. Samuel sobrevivió su difícil infancia y estudió en la Universidad de Asbury de Indiana. Samuel recibió el llamado de ministerio pastoral, y tal vez por la difícil infancia que vivió, viajó a Inglaterra para convertirse en líder en el Ejercito de Salvación. Sin embargo, la vida enseñaría a Samuel una inesperada lección, el Jefe del Ejército de Salvación en Inglaterra, William Booth, lo recibió con una inesperada expresión. —Has tu propio jefe demasiado tiempo, —dijo Booth a Samuel. Fue entonces cuando William Booth le dio la tarea de limpia zapatos de los alumnos.

Cuando Samuel se encontró realizando su ocupación en la nueva agrupación a la que ahora pertenecía, se preguntó: ¿Acaso he seguido mi propia fantasía a través del Atlántico para limpiar botas? Mientras el joven Pastor de Indiana, se disponía a atender su trabajo como limpiabotas. Samuel recordó: como Jesús lavó los pies de sus discípulos, un trabajo humilde para un Príncipe y entonces entendió que ser un líder auténtico significa servir a las personas. Él se dio cuenta de que si Jesús dejó su trono celestial y se convirtió en ser humano para ayudar a toda la humanidad, los creyentes en Cristo también debemos dejar de pensar que el ser “jefe” en las cosas de Dios no necesariamente implica mandar como si implica servir a los demás.

“El cual siendo forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como forma a que aferrarse, sino que se despojó así mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humillo así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (carta a los Filipenses 2:6-8)

Samuel Brengle, finalmente tomo los trapos y la crema para pulir los zapatos en el ministerio del Ejército de Salvación. Después de algún tiempo Samuel fue restituido al ministerio de enseñanza en el mismo Ejército de Salvación. Ahora Samuel puede hablar que descubrió el verdadero éxito ministerial en el liderazgo es “el servir a las personas”.

Poco antes de morir, Samuel envió una circular a su equipo de liderazgo, carta que contenía detalladamente mayor prioridad en la tierra. Al abrir el documento el mensaje que se leía con una simpleza total “Otros” (el servicio a los demás).

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